jeudi 12 juin 2014

12 de Junio

CÁCERES Y EL EJÉRCITO DE LA BREÑA EN CHAVÍN

 CÁCERES Y EL EJÉRCITO DE LA BREÑA EN CHAVÍN

El 12 de junio de 1883, un día como hoy hace 131 años, el Ejército de La Breña, al mando del general Cáceres, llegaba al pueblo de Chavín, en su penosa retirada al norte perseguido por los chilenos y los traidores. Merced a la actividad del subprefecto Boubi el pueblo acudió a tributar triunfal bienvenida: "adornaron las calles con vistosos arcos y banderas y prepararon un rancho abundante", apuntó Abelardo Gamarra, partícipe de esa jornada. 
En Chavín ofrecieron cabalgaduras a los oficiales, muchos de los cuales seguían a pie la dura marcha. Cáceres pensó entonces lo bueno que hubiese sido que esos elementos de movilidad los hubiese logrado antes, pues en el tránsito, por falta de ellos, dejó varias cargas de municiones, que ya no recuperaría, y algunos enfermos, que serían víctimas de la barbarie chilena, como el subprefecto de Canta, Pardo, que moriría cruelmente asesinado en Aguamiro, según relato de doña Antonia Moreno de Cáceres. 
Ese patriota reivindicó a Canta de la deshonra, pues supo oponerse a varios de sus paisanos que comandados por Manuel de la Encarnación Vento lucharon del lado de los chilenos. Posiblemente fue ello la causa de su inicuo asesinato, ordenado por Luis Milón Duarte, que vestía traje de coronel y servía de guía a los chilenos, tras haber sido proclamado Jefe Superior del Centro por el traidor Miguel Iglesias.
Chavín, pueblo de temperatura agradable y de habitantes patriotas, sirvió de campamento a Cáceres durante dos días. El 13, los secretarios del general le solicitaron autorización para visitar las cercanas ruinas preincaicas, permiso que, lógicamente, fue concedido. Daniel de los Heros y Pedro Manuel Rodríguez encontraron así una nueva ocasión para fungir de arqueólogos aficionados, como antes lo hicieran en Huanucopampa, dejándonos de Chavín el siguiente testimonio: 
“Este monumento, que ha sido visitado por muchos viajeros según se ve en las inscripciones que ha dejado cada uno de ellos, pertenece sin duda a la época anterior a los Incas, pues su construcción no tiene semejanza con las del imperio. Es todo de piedra, grandes masas toscamente labradas, pero perfectamente unidas. Se compone de una serie de callejones estrechos y cruzados en diversas direcciones; a cortas distancias, también hay espacios, también estrechos, que parecen cuartos. En el centro se eleva una mole, como especie de columna, de forma prismática y con grabados por los lados, representando cabezas de dragones, cadenas, manos y caras humanas. El comandante La Puente y el amanuense Cortez sacaron un dibujo, que arreglado después por el señor Paz, profesor de la Escuela de Ingenieros, fue fotografiado por el ingeniero Remy, profesor del mismo establecimiento. El palacio consta de dos pisos; se dice que se comunica por debajo del río con un cerro vecino. Es un verdadero laberinto, se necesita penetrar con un guía para no perderse; tiene más bien el aspecto y forma de prisión, que de palacio. En muchos puntos está destruido por las excavaciones que se han hecho buscando tesoros [. . .] El puente del río, que atraviesa el pueblo, es de una sola piedra de once metros de largo y de cerca de dos de ancho, que ha sido extraída del mismo palacio. Siguiendo la costumbre de los visitantes, antes de retirarnos dejamos algunas inscripciones, como recuerdo del paso por ese pueblo del ejército nacional en época tan angustiosa”.
Durante la permanencia en Chavín, nada supo Cáceres sobre el movimiento de los chilenos, que en esos días acampaban en Aguamiro.
(Fotografía del Intip Churin Guzmán Palomino, que recientemente transitó por Chavín pueblo y Chavín sitio aerqueológico).

 (Fotografía del Intip Churin Guzmán Palomino, que recientemente transitó por Chavín pueblo y Chavín sitio aerqueológico).

El 12 de junio de 1883, un día como hoy hace 131 años, el Ejército de La Breña, al mando del general Cáceres, llegaba al pueblo de Chavín, en su penosa retirada al norte perseguido por los chilenos y los traidores. Merced a la actividad del subprefecto Boubi el pueblo acudió a tributar triunfal bienvenida: "adornaron las calles con vistosos arcos y banderas y prepararon un rancho abundante", apuntó Abelardo Gamarra, partícipe de esa jornada.
En Chavín ofrecieron cabalgaduras a los oficiales, muchos de los cuales seguían a pie la dura marcha. Cáceres pensó entonces lo bueno que hubiese sido que esos elementos de movilidad los hubiese logrado antes, pues en el tránsito, por falta de ellos, dejó varias cargas de municiones, que ya no recuperaría, y algunos enfermos, que serían víctimas de la barbarie chilena, como el subprefecto de Canta, Pardo, que moriría cruelmente asesinado en Aguamiro, según relato de doña Antonia Moreno de Cáceres.
Ese patriota reivindicó a Canta de la deshonra, pues supo oponerse a varios de sus paisanos que comandados por Manuel de la Encarnación Vento lucharon del lado de los chilenos. Posiblemente fue ello la causa de su inicuo asesinato, ordenado por Luis Milón Duarte, que vestía traje de coronel y servía de guía a los chilenos, tras haber sido proclamado Jefe Superior del Centro por el traidor Miguel Iglesias.
Chavín, pueblo de temperatura agradable y de habitantes patriotas, sirvió de campamento a Cáceres durante dos días. El 13, los secretarios del general le solicitaron autorización para visitar las cercanas ruinas preincaicas, permiso que, lógicamente, fue concedido. Daniel de los Heros y Pedro Manuel Rodríguez encontraron así una nueva ocasión para fungir de arqueólogos aficionados, como antes lo hicieran en Huanucopampa, dejándonos de Chavín el siguiente testimonio:
“Este monumento, que ha sido visitado por muchos viajeros según se ve en las inscripciones que ha dejado cada uno de ellos, pertenece sin duda a la época anterior a los Incas, pues su construcción no tiene semejanza con las del imperio. Es todo de piedra, grandes masas toscamente labradas, pero perfectamente unidas. Se compone de una serie de callejones estrechos y cruzados en diversas direcciones; a cortas distancias, también hay espacios, también estrechos, que parecen cuartos. En el centro se eleva una mole, como especie de columna, de forma prismática y con grabados por los lados, representando cabezas de dragones, cadenas, manos y caras humanas. El comandante La Puente y el amanuense Cortez sacaron un dibujo, que arreglado después por el señor Paz, profesor de la Escuela de Ingenieros, fue fotografiado por el ingeniero Remy, profesor del mismo establecimiento. El palacio consta de dos pisos; se dice que se comunica por debajo del río con un cerro vecino. Es un verdadero laberinto, se necesita penetrar con un guía para no perderse; tiene más bien el aspecto y forma de prisión, que de palacio. En muchos puntos está destruido por las excavaciones que se han hecho buscando tesoros [. . .] El puente del río, que atraviesa el pueblo, es de una sola piedra de once metros de largo y de cerca de dos de ancho, que ha sido extraída del mismo palacio. Siguiendo la costumbre de los visitantes, antes de retirarnos dejamos algunas inscripciones, como recuerdo del paso por ese pueblo del ejército nacional en época tan angustiosa”.
Durante la permanencia en Chavín, nada supo Cáceres sobre el movimiento de los chilenos, que en esos días acampaban en Aguamiro.

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