lundi 2 juin 2014

2 de Junio

JUAN GASTELÚ, VIAJERO Y EXPLORADOR DE LA AMAZONÍA

JUAN GASTELÚ, VIAJERO Y EXPLORADOR DE LA AMAZONÍA
Un día como hoy, el 2 de junio de 1861, retornaba a Ayacucho el “modesto y sufrido viajero” Juan Gastelú, tras dos meses y medio de su primera incursión en la montaña, revelando la existencia de naciones indígenas hasta entonces poco conocidas. Gastelú, cotahuasino de nacimiento,  fue un incansable explorador de territorios ignotos, en viajes que costeó de su propio peculio, sin ayuda oficial y más de una vez exponiendo su vida. Tuvo por ello la admiración del sabio Antonio Raimondi, quien en el tercer tomo de su obra “El Perú” hizo un recuento de las expediciones que encabezó Gastelú entre 1860 y 1869.
Numerosas naciones amazónicas, entonces consideradas “salvajes” e “infieles”, recibieron pacíficamente al esforzado aventurero, acostumbrándose a su presencia y guiándolo en la difícil travesía por el Apurímac, Mantaro, Ene, Tambo, Perené y sus afluentes. Dice Raimondi que Gastelú “halló siempre muy buena acogida y muestras de sincero cariño”, y varios indígenas se convirtieron voluntariamente en sus compañeros de viaje, sirviéndole de guías, intérpretes y hasta de protectores. Pero fue fatal que Gastelú llevara algunos hasta Lima, pues al no acostumbrarse al cambio de clima y alimentos encontraron allí la muerte.
En su segundo viaje, navegando el Apurímac aguas arriba, Gastelú quiso alcanzar Choquequirao, pero cayó enfermo y tuvo que retornar a Ayacucho. Pero en el viaje de 1864 conseguió encontrar esa famosa ciudadela incaica. Durante la expedición de 1865 Gastelú recogió entre los Catongos del río Ene una tradición sobre Juan Santos Atahuallpa, según la cual éste fue un Camatica intérprete que se alzó contra “los hombres blancos cabelludos (que) les obligaron a trabajar en las grandes chacras”.
En 1872 la Imprenta del Estado publicó los “Viajes a las regiones del Apurímac, Mantaro y Perené” de Juan Gastelú, pero otros informes suyos quedaron inéditos. A propósito, Raimondi dejó anotado: “La ciencia geográfica le será deudora de todas las noticias que tuvo la bondad de comunicarme, y de las cuales no he sido más que fiel intérprete, mientras no se publique la relación de sus viajes, que se paralizó por falta de fondos”.
(Imagen: Campas Intate, de un libro de Dionisio Ortiz).

(Imagen: Campas Intate, de un libro de Dionisio Ortiz)

Un día como hoy, el 2 de junio de 1861, retornaba a Ayacucho el “modesto y sufrido viajero” Juan Gastelú, tras dos meses y medio de su primera incursión en la montaña, revelando la existencia de naciones indígenas hasta entonces poco conocidas. Gastelú, cotahuasino de nacimiento, fue un incansable explorador de territorios ignotos, en viajes que costeó de su propio peculio, sin ayuda oficial y más de una vez exponiendo su vida. Tuvo por ello la admiración del sabio Antonio Raimondi, quien en el tercer tomo de su obra “El Perú” hizo un recuento de las expediciones que encabezó Gastelú entre 1860 y 1869.
Numerosas naciones amazónicas, entonces consideradas “salvajes” e “infieles”, recibieron pacíficamente al esforzado aventurero, acostumbrándose a su presencia y guiándolo en la difícil travesía por el Apurímac, Mantaro, Ene, Tambo, Perené y sus afluentes. Dice Raimondi que Gastelú “halló siempre muy buena acogida y muestras de sincero cariño”, y varios indígenas se convirtieron voluntariamente en sus compañeros de viaje, sirviéndole de guías, intérpretes y hasta de protectores. Pero fue fatal que Gastelú llevara algunos hasta Lima, pues al no acostumbrarse al cambio de clima y alimentos encontraron allí la muerte.
En su segundo viaje, navegando el Apurímac aguas arriba, Gastelú quiso alcanzar Choquequirao, pero cayó enfermo y tuvo que retornar a Ayacucho. Pero en el viaje de 1864 conseguió encontrar esa famosa ciudadela incaica. Durante la expedición de 1865 Gastelú recogió entre los Catongos del río Ene una tradición sobre Juan Santos Atahuallpa, según la cual éste fue un Camatica intérprete que se alzó contra “los hombres blancos cabelludos (que) les obligaron a trabajar en las grandes chacras”.
En 1872 la Imprenta del Estado publicó los “Viajes a las regiones del Apurímac, Mantaro y Perené” de Juan Gastelú, pero otros informes suyos quedaron inéditos. A propósito, Raimondi dejó anotado: “La ciencia geográfica le será deudora de todas las noticias que tuvo la bondad de comunicarme, y de las cuales no he sido más que fiel intérprete, mientras no se publique la relación de sus viajes, que se paralizó por falta de fondos”.

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