mercredi 18 juin 2014

18 de Junio

RESISTENCIA PATRIOTA CERCA DE JAYANCA Y CHONGOYAPE. FUSILAMIENTO DE CIPRIANO JIMÉNEZ, OTRO HÉROE OLVIDADO

RESISTENCIA PATRIOTA CERCA DE JAYANCA Y CHONGOYAPE.  FUSILAMIENTO DE CIPRIANO JIMÉNEZ, OTRO HÉROE OLVIDADO
En la mañana del 18 de junio de 1881, un día como hoy hace 133 años, una columna de invasores chilenos entraba en Pátapo, procedente de Chongoyape, para abordar allí el tren que los conduciría de regreso a Chiclayo. Culminaba así un nuevo ciclo de  operaciones en el Norte, que se inició el 7 de abril de 1881, cuando de la rada del Callao zarpó el crucero “Amazonas” llevando un grueso contingente de tropas, cuya misión era la contener la resistencia patriota en el Norte, donde se habían puesto en alarma las guarniciones chilenas, para ocupar Lambayeque y Piura y recabar allí cupos y derechos aduaneros. El alto mando chileno en Lima creía que Lizardo Montero, Jefe Superior Político y Militar del Norte, establecido en Cajamarca, alentaba la resistencia. 
Las tropas chilenas desembarcadas en el Norte no tuvieron mayor novedad hasta los primeros días de junio, en que recibieron informe de la presencia de guerrillas al interior de Lambayeque, cuyos jefes eran el coronel Gregorio Relaize y el teniente coronel Aurelio Suárez, prefecto y subprefecto de esa localidad, respectivamente. Según un parte oficial chileno, esos jefes peruanos “se ocupaban de levantar los pueblos de este departamento contra las fuerzas chilenas, y robar y saquear los fundos vecinos”.

COMBATES CERCA DE JAYANCA Y EN LAS AFUERAS DE CHONGOYAPE
Contra esas guerrillas movilizaron los chilenos una fuerza compuesta por el batallón “Lautaro” y el regimiento “Granaderos”, que el 13 de junio abrieron marcha hacia el fundo La Viña, donde se les informó que guerrilleros al mando del comandante Suárez los esperaban en Jayanca. El jefe chileno proyectó encerrar a los guerrilleros, por lo que dividió a sus tropas, ordenando a los “Granaderos” tomar el camino que conducía a Jayanca por su parte Sur y a los infantes del “Lautaro” caer sobre ese pueblo por la parte Norte. 
Pero los “Granaderos” se extraviaron, de modo que solo los del “Lautaro” se encontraron con los peruanos. Se trabó entonces un combate a lo largo de un callejón que conducía a Jayanca. Superados por la capacidad de fuego y después de sufrir numerosas bajas, los guerrilleros se internaron en un potrero lleno de monte. El enemigo regresó entonces a La Viña, desde donde por senderos despoblados tomó la ruta de Chongoyape, creyendo que allí encontraría a la guerrilla del coronel Relaize. 
En la mañana del 15 de junio los chilenos entraron en Chongoyape sin encontrar a los de Relaize que poco antes se habían retirado. Emprendieron entonces la persecución y sus jinetes alcanzaron a los peruanos en el camino que conducía a Cajamarca, produciéndose un nutrido intercambio de fuego. Viéndose superados los peruanos, optaron por retirarse orillando el río por la derecha, que era una zona muy montuosa. 

FUSILAMIENTO DEL HEROICO MAYOR CIPRIANO JIMÉNEZ
Continuaron los chilenos la persecución y después de algunas horas, tras otro breve combate, lograron tomar prisionero al sargento mayor Cipriano Jiménez, ayudante de Relaize, y a un telegrafista de Chiclayo que se había plegado a la guerrilla. Sin mayor trámite, el mayor Cipriano Jiménez fue fusilado en la plaza de Chongoyape el 16 de junio. Según el parte chileno, Jiménez, “además de ser de la montonera, era espía que disfrazado bajaba a inmediaciones de Chiclayo a observar nuestros movimientos y (era) portador de comunicaciones” (Parte de Arístides Martínez a Patricio Lynch, Trujillo, 29 de junio de 1881, en la Colección Ahumada Moreno). 
Además de este mártir, murieron otros diez peruanos en combate. El enemigo tomó  dos rifles, uno del sistema Henry, que le fue quitado a Jiménez, y otro de sistema Minié, cogido de uno de los muertos. Encontraron también notas de Montero y otros documentos pertenecientes a Relaize. El telegrafista capturado entregó al jefe enemigo, bajo amenaza de muerte, algunas piezas de la máquina que se hallaba guardada en Chiclayo, y que era de primera calidad.
De Chongoyape los chilenos se encaminaron a Pátapo, donde entraron en la mañana del 18, abordando allí el tren que los condujo de regreso a Chiclayo, como decíamos al empezar esta nota. Para entonces, los guerrilleros se habían reconcentrado en el pueblo de Llama, camino de Cajamarca.

LOS POLÍTICOS INVENTAN VICTORIAS E INTERCAMBIAN PUYAS
A propósito, era poco lo que en esa ciudad hacía Montero por alentar la resistencia patriota. Lo peor es que el periódico “La Realidad”, que circulaba como su vocero oficioso, difundía noticias falsas confundiendo a la opinión pública, por ejemplo al “confirmar” que un ejército chileno había sido completamente derrotado en Arequipa. Con ello solo provocó la burla del periódico “El Orden”, que circulaba en Lima como vocero de Francisco García Calderón y bajo el padrinazgo de los chilenos. 
“La Realidad”, el 6 de mayo, había publicado lo siguiente: “Nuevas cartas de Lima confirman la noticia de haber sido derrotado Baquedano en Arequipa. Se nos escribe que el ejército chileno atacó la ciudad por distintos caminos, todos minados, que hicieron oportuna explosión, a la cual siguió un ataque de nuestras fuerzas, cuyo resultado fue la derrota completa del enemigo, que dejó toda su artillería en nuestro poder. En Lima se obligaba a guardar absoluto silencio sobre este hecho, bajo severísimas penas. A un individuo que quiso divulgar la noticia en la plaza de la Inquisición, se le flageló, se le condujo preso y se le obligó a pagar 200 soles”.
“El Orden” respondió el 1 de junio: “La falsedad que inserta esa hoja oficial es de tal naturaleza, que toma un carácter cómico y risible. No se concibe, a la verdad, tanto descaro para hacer pasar a los pueblos por imbéciles, presentándoles verdaderas ruedas de molino para que practiquen su comunicación salvadora”.
Así, mientras los guerrilleros del interior de Lambayeque, como tantos otros patriotas de Junín, Pasco, Huánuco, la Sierra de Lima, Cañete, Ica, Tacna, etc., combatían por esos días a los invasores chilenos, los figurones políticos, en este caso García Calderón, el mal llamado “Mártir del Cautiverio” y el inefable Lizardo Montero, entonces al servicio de Piérola, solo intercambiaban puyas. 
Perú anárquico, aquel de 1881.
(Fotografía: Héctor José Guzmán Palomino).

 (Fotografía: Héctor José Guzmán Palomino). 

En la mañana del 18 de junio de 1881, un día como hoy hace 133 años, una columna de invasores chilenos entraba en Pátapo, procedente de Chongoyape, para abordar allí el tren que los conduciría de regreso a Chiclayo. Culminaba así un nuevo ciclo de operaciones en el Norte, que se inició el 7 de abril de 1881, cuando de la rada del Callao zarpó el crucero “Amazonas” llevando un grueso contingente de tropas, cuya misión era la contener la resistencia patriota en el Norte, donde se habían puesto en alarma las guarniciones chilenas, para ocupar Lambayeque y Piura y recabar allí cupos y derechos aduaneros. El alto mando chileno en Lima creía que Lizardo Montero, Jefe Superior Político y Militar del Norte, establecido en Cajamarca, alentaba la resistencia.
Las tropas chilenas desembarcadas en el Norte no tuvieron mayor novedad hasta los primeros días de junio, en que recibieron informe de la presencia de guerrillas al interior de Lambayeque, cuyos jefes eran el coronel Gregorio Relaize y el teniente coronel Aurelio Suárez, prefecto y subprefecto de esa localidad, respectivamente. Según un parte oficial chileno, esos jefes peruanos “se ocupaban de levantar los pueblos de este departamento contra las fuerzas chilenas, y robar y saquear los fundos vecinos”.

COMBATES CERCA DE JAYANCA Y EN LAS AFUERAS DE CHONGOYAPE

Contra esas guerrillas movilizaron los chilenos una fuerza compuesta por el batallón “Lautaro” y el regimiento “Granaderos”, que el 13 de junio abrieron marcha hacia el fundo La Viña, donde se les informó que guerrilleros al mando del comandante Suárez los esperaban en Jayanca. El jefe chileno proyectó encerrar a los guerrilleros, por lo que dividió a sus tropas, ordenando a los “Granaderos” tomar el camino que conducía a Jayanca por su parte Sur y a los infantes del “Lautaro” caer sobre ese pueblo por la parte Norte.
Pero los “Granaderos” se extraviaron, de modo que solo los del “Lautaro” se encontraron con los peruanos. Se trabó entonces un combate a lo largo de un callejón que conducía a Jayanca. Superados por la capacidad de fuego y después de sufrir numerosas bajas, los guerrilleros se internaron en un potrero lleno de monte. El enemigo regresó entonces a La Viña, desde donde por senderos despoblados tomó la ruta de Chongoyape, creyendo que allí encontraría a la guerrilla del coronel Relaize.
En la mañana del 15 de junio los chilenos entraron en Chongoyape sin encontrar a los de Relaize que poco antes se habían retirado. Emprendieron entonces la persecución y sus jinetes alcanzaron a los peruanos en el camino que conducía a Cajamarca, produciéndose un nutrido intercambio de fuego. Viéndose superados los peruanos, optaron por retirarse orillando el río por la derecha, que era una zona muy montuosa.

FUSILAMIENTO DEL HEROICO MAYOR CIPRIANO JIMÉNEZ

Continuaron los chilenos la persecución y después de algunas horas, tras otro breve combate, lograron tomar prisionero al sargento mayor Cipriano Jiménez, ayudante de Relaize, y a un telegrafista de Chiclayo que se había plegado a la guerrilla. Sin mayor trámite, el mayor Cipriano Jiménez fue fusilado en la plaza de Chongoyape el 16 de junio. Según el parte chileno, Jiménez, “además de ser de la montonera, era espía que disfrazado bajaba a inmediaciones de Chiclayo a observar nuestros movimientos y (era) portador de comunicaciones” (Parte de Arístides Martínez a Patricio Lynch, Trujillo, 29 de junio de 1881, en la Colección Ahumada Moreno).
Además de este mártir, murieron otros diez peruanos en combate. El enemigo tomó dos rifles, uno del sistema Henry, que le fue quitado a Jiménez, y otro de sistema Minié, cogido de uno de los muertos. Encontraron también notas de Montero y otros documentos pertenecientes a Relaize. El telegrafista capturado entregó al jefe enemigo, bajo amenaza de muerte, algunas piezas de la máquina que se hallaba guardada en Chiclayo, y que era de primera calidad.
De Chongoyape los chilenos se encaminaron a Pátapo, donde entraron en la mañana del 18, abordando allí el tren que los condujo de regreso a Chiclayo, como decíamos al empezar esta nota. Para entonces, los guerrilleros se habían reconcentrado en el pueblo de Llama, camino de Cajamarca.

LOS POLÍTICOS INVENTAN VICTORIAS E INTERCAMBIAN PUYAS

A propósito, era poco lo que en esa ciudad hacía Montero por alentar la resistencia patriota. Lo peor es que el periódico “La Realidad”, que circulaba como su vocero oficioso, difundía noticias falsas confundiendo a la opinión pública, por ejemplo al “confirmar” que un ejército chileno había sido completamente derrotado en Arequipa. Con ello solo provocó la burla del periódico “El Orden”, que circulaba en Lima como vocero de Francisco García Calderón y bajo el padrinazgo de los chilenos.
“La Realidad”, el 6 de mayo, había publicado lo siguiente: “Nuevas cartas de Lima confirman la noticia de haber sido derrotado Baquedano en Arequipa. Se nos escribe que el ejército chileno atacó la ciudad por distintos caminos, todos minados, que hicieron oportuna explosión, a la cual siguió un ataque de nuestras fuerzas, cuyo resultado fue la derrota completa del enemigo, que dejó toda su artillería en nuestro poder. En Lima se obligaba a guardar absoluto silencio sobre este hecho, bajo severísimas penas. A un individuo que quiso divulgar la noticia en la plaza de la Inquisición, se le flageló, se le condujo preso y se le obligó a pagar 200 soles”.
“El Orden” respondió el 1 de junio: “La falsedad que inserta esa hoja oficial es de tal naturaleza, que toma un carácter cómico y risible. No se concibe, a la verdad, tanto descaro para hacer pasar a los pueblos por imbéciles, presentándoles verdaderas ruedas de molino para que practiquen su comunicación salvadora”.
Así, mientras los guerrilleros del interior de Lambayeque, como tantos otros patriotas de Junín, Pasco, Huánuco, la Sierra de Lima, Cañete, Ica, Tacna, etc., combatían por esos días a los invasores chilenos, los figurones políticos, en este caso García Calderón, el mal llamado “Mártir del Cautiverio” y el inefable Lizardo Montero, entonces al servicio de Piérola, solo intercambiaban puyas.
Perú anárquico, aquel de 1881.

Aucun commentaire: